Por Raúl Oscar Finucci
Ayer una amigo músico, chamarritero, veterinario y joven y entrerriano, me decía a través de mensajes privados de Twitter, que no me enoje tanto que me haría mal, y yo le respondí que si no me enojaba, me iba a sentir mal. Es que hace varios días que no paro de escribir lo que me enferma de la actualidad política y de quienes participaron del gobierno anterior y sobre cosas que no comprendo cómo se pueden negar.
Ayer una amigo músico, chamarritero, veterinario y joven y entrerriano, me decía a través de mensajes privados de Twitter, que no me enoje tanto que me haría mal, y yo le respondí que si no me enojaba, me iba a sentir mal. Es que hace varios días que no paro de escribir lo que me enferma de la actualidad política y de quienes participaron del gobierno anterior y sobre cosas que no comprendo cómo se pueden negar.
Mi amigo,
creo sin equivocarme, que adhiere al pasado gobierno, o a alguna de sus
políticas.
Hubo veces
en que hemos cruzado algún tuit y le
pedí que no lo hiciera, porque no me gusta enfrentarme con mis amigos a través
de esa red.
Le hice
notar, incluso, que cuando un amigo pone algo que está en las antípodas de mi
pensamiento, no me meto, lo dejo pasar. Él no es el único, me pasó con otras
personas, incluso con quienes no conozco personalmente pero con las que se ha
entablado una relación a través de los famosos 140 caracteres.
Anoche
estaba yo muy enojado con lo que veía y escuchaba. Mi amigo después de cruzar comentarios
sobre cuestiones políticas, me dice que están muy contentos con su esposa,
porque después de muchos años de buscar un hijo, ella está embarazada. Me
alegré muchísimo y enseguida se lo dije a mi mujer quien también se puso feliz.
Click…
Anoche cuando
me acosté, revisé los tuit, pero no escribí nada, ya no quería contestar ni
maldecir, ni enojarme por los delincuentes ni por nadie.
Esta mañana
he tomado la decisión de no intervenir más en Twitter por cuestiones políticas,
ni siquiera sé si haré un comentario futbolístico. Me ocuparé de lo mío; la
tradición, la historia, la música, en fin, la cultura nacional y la información
acerca de esa temática.
Iván me
había dicho en un tuit que prefería leerme cuando escribo sobre tradición,
porque le gusta aprender de lo que transmito, y yo pensé que me lo decía porque
no le gustaba mi opinión política una vez más. Pero no era eso…
No es que a
mis 60 esté sensiblero, pero ese click me ayudó. Y no es que no haya tenido
momentos terribles en mi vida, porque me salvé de un cáncer y perdí varios
seres queridos, pero parece que esta vez tenía que entender, a través de la
noticia de mi amigo, que alguna vez hay que parar, y esta vez no se trataba de
aflojar el estrés de trabajo. Era darle lugar a cada cosa.
No publicaré
más comentarios políticos en Twitter. A
los que me siguen por eso les pido que sigan acompañándome porque nuestra cultura
criolla merece ser conocida y divulgada.
Si deseo
comentar algo político, lo haré más seguido en este Deshipócrita, porque como
sabrán, no lo hago tampoco en mi Facebook, ya que lo reservo solo para los
temas referidos anteriormente.
Celebro el
embarazo de la esposa de Iván y el que se haya comunicado anoche.
Celebro mi
decisión.