Tanto los diputados como los senadores, además de sus dietas
(sueldos) y lo que se comenta como “módulos”, es decir un plus de dinero por
vaya a saber qué motivo, reciben pasajes aéreos para ir y venir de sus
respectivas provincias, lo que desde cierto punto de vista, sería correcto, si
no fuese que los pasajes que no utilizan, los pueden cambiar por dinero.
Un informe de Poder Ciudadano (www.poderciudadano.org) dice que “la
mitad de los 72 legisladores que integran el Senado hasta diciembre de 2013
canjeó por dinero en efectivo entre el 75% y el 100% de sus respectivos pasajes
aéreos y terrestres durante todo 2012 y el primer semestre del año pasado”.
Esto significa que debido a esa acción, aumentaron sus
ingresos entre $180.900 y $241.200 en esos 18 meses. Según el informe en la
cámara de diputados el porcentaje es mayor.
Solo tres senadores no canjearon ningún pasaje por dinero en
efectivo, ellos son: Fabio Biancalani
(FPV), Roy Nikisch (UCR) y Juan Carlos Romero (Frente Popular Salteño).
Lo terrible no es que los legisladores que viven lejos
utilicen todos los pasajes, lo terrible es que hay legisladores que viven en
Capital o el Conurbano y como no los utilizan, o hacen política regalándolos, o
los canjean ganando unos $20.000 mensuales.
Todo esto nos hace sentir como tontos a quienes nos cuesta
mucho hacer un viaje por el país y sobre todo a los que trabajamos para ganar
nuestro dinero y no tenemos las facilidades que tienen quienes cobran mucho más
que la media de los trabajadores. Esos pasajes y sus altos sueldos los
pagamos con nuestros impuestos.
Es inmoral que puedan canjear pasajes por dinero o
regalarlos a discreción. Los que no usan debieran devolverlos. Así se hace la
democracia defectuosa, mal entendida y desigual, en favor de los empleados
públicos de alto rango.